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El pulido es una técnica que ayuda a eliminar imperfecciones y restaura el brillo de la pintura. Para realizarlo, asegúrate de que la superficie esté completamente limpia y seca. Usa una máquina pulidora y un producto adecuado, aplicando en secciones pequeñas. Mantén la máquina en movimiento para evitar el sobrecalentamiento de la pintura. Después de pulir, es recomendable aplicar una cera para sellar el acabado y proporcionar una protección adicional.